Agenda Estratégica Cultural de Santiago

Por Reynaldo Peguero

El diagnóstico y formulación del Plan Estratégico de Santiago cuya metodología está acreditada por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), ha indicado que necesitamos una Agenda Estratégica de Cultura consensuada. 56 representantes de instituciones miembros de la Comisión de Población y Cultura del PES 2020 acordaron este proyecto; que también fue avalado por 358 líderes comunitarios de ocho (8) grandes zonas barriales y por la visión de más de 7 mil estudiantes, profesores y familiares. La necesidad de esta agenda cultural es la evidencia que Santiago como ciudad ha acumulado un conjunto de atributos, fortalezas y oportunidades en la esfera cultural que debieran ser mejor aprovechados. Desde Barcelona hasta Medellín y de San Francisco California a Buenos Aires está demostrado que la planificación cultural es una oportunidad para que las aspiraciones, necesidades y fortalezas culturales de un territorio se alineen en una sola dirección.

Mediante la planificación estratégica cultural los gobiernos locales y los creadores, artistas e intelectuales pueden trabajar juntos para hacer concurrir la creación, gestión y equipamiento cultural en una perspectiva y un solo mapa de ruta. “Nuevos Acentos” denominación especial del Plan Estratégico de Cultura de Barcelona, logró movilizar esta ciudad y sus sectores sociales para asumir una visión concertada del desarrollo cultural. Se acordaron 10 programas de desarrollo estratégico cultural que son: i) Barcelona Laboratorio, ii) Cultura, Educación y Proximidad,  iii) Barcelona, Ciudad Lectora, iv) Programa para el Diálogo Intercultural, v) Barcelona Ciencia, vi) Calidad de los Equipamientos Culturales, vii) Conocimiento, Memoria y Ciudad, viii) Capitalidad Cultural de Barcelona, ix) Conectividad Cultural y x) Consejo de Cultura de Barcelona.

Por las asertivas gestiones que se hacen en Santiago actualmente, comentamos el proyecto estructurante No. 10 de Barcelona: “Crear el Consejo de Cultura”. El texto de esta propuesta indica cito: “la constitución y puesta en marcha del Consejo de Cultura es concebida como un instrumento de análisis y reflexión de las políticas culturales locales y de acciones preeminentes, asumiendo como marco para el contraste la permanente evaluación, actualización y puesta al día del Plan Estratégico de Cultura. El Consejo de Cultura se constituye en el marco de la normativa de participación ciudadana del Ayuntamiento de Barcelona. Su objetivo central es la vocación de promover el pensamiento estratégico entre los agentes culturales barceloneses, para hacer frente a los retos de un entorno económico y cultural globalizado, desarrollando la mirada de la Agenda 21 de la cultura. Igualmente, el Consejo debe reflejar la pluralidad de realidades y sensibilidades que configuran la ciudad mediante procesos y mecanismos participativos”.

Crear un consejo de cultura entonces, es un proyecto concreto y como tal debe tratarse con el debido rigor institucional, metodológico y participativo. No es tan sólo un asunto de juntar iluminados, “guruses” o personalidades notables. Es una iniciativa que impone legalidad y legitimidad social.   

Por otro lado, se ha estudiado en varias ciudades de Canadá, que un buen plan estratégico de cultura o Agenda Cultural de ciudad combate la exclusión social, enfrenta con soluciones concretas la “geografía de la nada”, en la medida que coloca la imagen, la identidad y la personalidad de las comunidades en el mapa de la nación. La comunidad que se planifica culturalmente se ubica con especificidad en la geografía o cartografía de un territorio en la medida que el plan cultural apoya el empoderamiento social y la visibilidad de las iniciativas locales y barriales.

La Agenda Estratégica Cultural en varias experiencias estudiadas directamente por nosotros, favorece también el apoyo a una política cultural democrática mediante una mejor comprensión de lo que se está haciendo y se quiere hacer en cultura. Además colabora con el desarrollo de las asociaciones, facilita la formulación de políticas basadas en una sólida base de investigación. Igualmente mejora y desarrolla programas y servicios en respuesta a las necesidades identificadas y perfecciona la comunicación y la cooperación entre los grupos artísticos y culturales. Estudia las identidades culturales de la comunidad con mayor eficacia y aumenta la conciencia sobre el potencial de las artes y otras actividades culturales para contribuir al desarrollo económico.

Se ha demostrado además, que un buen Plan Estratégico o Agenda de Cultura mejora la visibilidad, proyección y el marketing de los artistas de la ciudad, de sus gestores y trabajadores culturales y de sus organizaciones, elevando el acceso y masividad de la ciudadanía participante en las diversas expresiones, eventos y manifestaciones culturales. En la otra seguimos.

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