Carnaval de Santiago, industria cultural de la escenografía del pueblo

Por: Reynaldo Peguero, Director PES

La Agenda de Cultura para el Desarrollo aportó la exitosa herramienta de asegurar la institucionalización de los proyectos culturales de Santiago. Experiencias en gestión sostenible así lo enseñan. Si revisamos los 25 proyectos culturales estructurantes consensuados, cada uno tiene un componente de desarrollo organizativo. Muchos artistas son ingeniosos y creativos para inventar propuestas culturales, festivales, ferias, concursos, conciertos y exposiciones, pero se les olvida “institucionalizar” sus animaciones socioculturales.

Más de 140 ciudades organizadas en el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), consideran que muchas veces “institucionalizar un proyecto” es más importante que el proyecto en sí mismo. El inmediatismo y el multitareismo cultural son símbolos de acción creativa sin continuidad. La institucionalización es un emblema de la democracia y la gobernabilidad; una auténtica expresión de sostenibilidad de los proyectos.

En este orden, en el Plan de Cultura para el Desarrollo nos tomamos el debido cuidado. Los mismos líderes de Medios Unidos del Cibao (MUCI), la entidad que ha tenido el talento de relanzar el Carnaval, revisaron la descripción del proyecto “Fortalecimiento Institucional del Carnaval de Santiago como Industria Cultural”. Igual hicimos con otros proyectos que se incluyeron en el único Plan Estratégico de Cultura que tiene ciudad alguna de República Dominicana. En Iberoamérica sólo lo he visto formulado en Buenos Aires, Barcelona y Medellín.

Debe reconocerse que MUCI tuvo la apertura de facilitar la creación de la Corporación Carnavalesca de Santiago (CORCASAN), espacio institucional donde participan activamente además de MUCI, Gobernación, Ayuntamiento, Oficina Senatorial, Ministerio de Cultura, Ministerio de Turismo, todos los Grupos Carnavalescos, Casa de Arte y el Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES).

La celebración del Carnaval en la República Dominicana es una tradición que data desde la colonia en 1520. Ha pasado por procesos de sincretismo que resultan en manifestaciones particulares y distintivas en las provincias de la isla, teniendo así sus propios personajes. En Santiago, la celebración gira en torno al personaje central del Lechón. Hay siempre que aclarar lo que resultaba obvio, los “Lechones de Santiago”, no son los “Diablos Cojuelos de Santo Domingo”. El lechón santiaguero con su careta, disfraz, rabo, espejitos, pitos y fuetes está vinculado al matadero de reses. Esa misma esencia pero con otros orígenes, tienen otros personajes propios del Carnaval de Santiago, tales como “Roba La Gallina”, el Oso, la Muerte en Yipe, hombres disfrazados de mujeres, los Tiznaos y más.

La puesta en escena del lechón y otros personajes, despliega una diversidad creativa reflejada en el vestuario, coreografía, música y color conlleva todo un proceso de elaboración artesanal, que comparte en la palestra de la vía pública diversos estilos de vida de los santiagueros y dominicanos. Manifestación que hoy se concentra exitosamente en el  entorno del Monumento a los Héroes de la Restauración y en el bulevar del Gran Teatro del Cibao (GTC). Espacios urbanos que le dan más sentido de identidad, imagen y pertenencia al Carnaval santiaguero.

El Carnaval es la fiesta popular más importante de la ciudad de Santiago, celebrada los cuatro (4) domingos del mes de febrero de cada año con más de 1.5 millones de visitas durante este mes de y continúa en marzo y abril con la modalidad del Carnaval Barrial. El Carnaval de Santiago ha pasado a ser una actividad espontánea de animación sociocultural transformándose en una escenografía callejera pero planificada y gestionada hoy desde una perspectiva público-privada. Enfocada en destacar las tradiciones culturales, así como en fungir como expresión de las costumbres que identifican históricamente la ciudad de Santiago de los Caballeros.

La actividad involucra más de 250 comparsas o grupos carnavaleros. Un estimado de más de 2,500 miembros activos que se agrupan en tres (3) grandes organizaciones: i) Federación de Lechones y Comparsas de Santiago (FELECSA); una entidad social con carácter de red que agrupa los lechones; ii) la Unión Carnavalesca de Santiago (UCASA) que trabaja con sentido de espacio social de actores claves del carnaval; y iii) Carnaval Popular Santiaguero (CAPOSAN) que se gesta con sentido de colectivo.

El Carnaval  de Santiago para ponerse en escena además de los miembros activos participantes, involucra alrededor 17,600 personas indirectas, número calculado en base a un promedio de ocho (8) personas por cada persona disfrazada o participante, y un público aproximado de 250 mil personas por día/actividad. Los tipos de grupos que participan en Carnaval de Santiago, corresponde a un estimado de lechones en 65.0%. Lechones joyeros, pepineros, pueblonueveros y de otras barriadas como los ensanche Bolívar y Bermúdez. Comparsas para un 25.0%, personajes que caracterizan políticos y líderes que salen mucho en los medios de comunicación, tienen 8.0%, y las carrosas para un 2.0%.

El Centro León celebra exitosamente “El Carnavalito” para niños y niñas y el Centro de Convenciones y Cultura Dominicana UTESA y GRUFOS, a partir de este año, organizan una exposición fotográfica dedicada al carnaval de impacto y significación. Debe señalarse, el rol de la Alcaldía de Santiago y la Gobernación que con la presencia permanente del Alcalde Abel Martínez y la Gobernadora Ana María Domínguez, han colocado grandes y vistosas carpas donde se dan citan ciudadanos, empresarios, líderes comunitarios, embajadores y periodistas, entre otros sectores. También el senador Julio Cesar Valentín volvió a disfrazarse de lechón.

Se tiene como meta la integración de empresas, ministerios, departamentos públicos, escuelas, colegios, universidades y clubes sociales. Entre todas y todos, debemos seguir fortaleciendo el Carnaval de Santiago de los Caballeros, como la industria cultural más exitosa que gesta y proyecta la escenografía del pueblo. Estamos en eso.

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