Santiago en el 2011: Fortalezas y Amenazas

Por Reynaldo Peguero

Para Santiago el 2011 fue de fortalezas internas y amenazas externas. La primera fortaleza la constituyen los primeros 12 meses de vigencia del Plan Estratégico 2020, como Guía Oficial. En 18 de 50 proyectos concertados a diez años, se observan dinámicas interesantes.


Impulsar proyectos cuya competencia legal corresponde a varias entidades impone tacto, prudencia y visión. Sobre todo como enfatiza Carlos Fondeur “para quien desee alcanzar un buen resultado con una iniciativa es de suma importancia saber dudar a tiempo.


Por lo que el triunfo de una estrategia o proyecto no siempre está en vencer, sino en nunca desanimarse. Siendo la razón más importante para trabajar en un proyecto, el placer mismo de trabajar, el placer de su resultado y el conocimiento del valor de este resultado para la comunidad”.


A lo anterior se suma otra gran fortaleza. Santiago es el único municipio de la República que además de tener una estrategia local de desarrollo, ha pactado con el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD), para que dicha herramienta municipal concurra con la Estrategia Nacional de Desarrollo (END2030), aprobada ya en el Senado de la nación.


No obstante, una gran amenaza conspira contra Santiago. Ninguno de los siete (7) municipios de la provincia Santo Domingo más el Distrito Nacional, sede del Poder Ejecutivo, tienen planes desarrollo estratégico. Sus ayuntamientos, empresariado y sociedad civil, lucen disgregados. Permiten que el Gobierno central construya a discreción cientos de obras sobre sus territorios, sin que obedezcan a una estrategia.


Para muestra un botón, Santo Domingo teniendo el sistema de alcantarillado sanitario más deficitario de la nación y un vergonzoso vertedero en Duquesa, tolera que se gaste en trenes, grandes elevados, túneles y puentes, sin un plan mancomunado de movilidad urbana, la inversión que podría prevenir que a diario fluyan más de 7 millones de libras de heces fecales y orina a sus costas marítimas. Como “espejitos y campanitas” sin estrategia de desarrollo, los vocingleros capitaleños toleran obras viales pomposas.


También el 2011 fue el período en que la Corporación Atlántica de Manzanillo, rompió el nudo gordiano que históricamente representaban las Devastaciones de Osorio, para un relanzamiento de la capacidad exportadora de la costa norte.


Con la concesión definitiva del puerto otorgada por el Poder Ejecutivo, la alianza con los bananeros del noroeste y el apoyo de cientos de accionistas que confían en este proyecto acordado en el PES 2020, se logró un punto de inflexión en el desbalance impuesto por Felipe III y usufructuado por los capitaleños desde el 1605.


Pronto nuestra isla contará con una estructura facilitadora de la exportación colocada en las mismas costas del sur de los USA y Europa. Muy cercana a Haití y el Caribe.


A este avance, como contrapartida amenazante se le suma la latente incomprensión y el desenfoque de un sector industrial de Santo Domingo que adversa las zonas francas. Se quiere injustamente equiparar este sector vital para Santiago y el Cibao, a los parámetros de la producción local, pretendiendo eliminar las ventajas fiscales existentes de las zonas francas, en un momento donde Santiago evidencia signos sustantivos de mejoría económica y productiva de este sector.


Para suerte de Santiago y de su competitividad, otro proyecto concurrente con el PES 2020, liderado por la Corporación Zona Franca Industrial, ya busca sistemáticamente respuestas para reestructurar la capacidad productiva de la zona y asegurar nuevas habilidades productivas. Esas son las labores del centro CAPEX y el CETI.


Por su parte en la movilidad urbana de Santiago y su gestión como centro de abastecimiento y logística regional, se deben distinguir las tres intervenciones realizadas por el Ayuntamiento de Santiago en la entrada oeste, sur y sureste de la ciudad.
Accesos desde Navarrete, Jánico y San José de las Matas. Con eficiencia el gobierno local ha desarrabalizado esas vías, facilitando el flujo y ahorrando miles de galones de combustibles a Santiago.


Destaca también los avances logrados por el gobierno nacional en la terminación de la Circunvalación Norte. Se distingue además, el consenso con la OPRET y el BID para operar, luego de su diseño y formulación, un Plan de Movilidad Urbana Sostenible, en coherencia con el PES 2020.
Finalmente la zona histórica de Santiago se reanima. El Consejo del Centro Histórico, presidido por Monseñor de la Rosa y Carpio, ha logrado producir, con el apoyo de la Cámara de Comercio una reflexión integral sobre su abordaje y objetivos concretos para la revalorización, tal como se acordó en el PES 2020.


El icono patrimonial, la Catedral Santiago Apóstol será concluida en 2012. Por su parte, el Ayuntamiento ha concertado un acuerdo con la Asociación de Buhoneros comprometiéndolos a salir de los espacios públicos ocupados.


Para los inscritos en el pesimismo, la desidia y el conservadurismo, ratifico mil veces más, que la Plaza Lorenzo Vargas “El Sombrero” es una obra de justicia social. Fue una dinámica que observé en varias ciudades de África del Norte, y también acontece en otras ciudades latinas como Quito, lugares donde ha habido pactos productivos con los vendedores ambulantes.


Cuanta satisfacción social he sentido al sentarme en “silla e´guano” recostado a la pared, y observar la complacencia y esperanza en pequeños comerciantes haitianos y dominicanos. Aunque la obra desaire algunas normas de Patrimonio, creará una situación donde los vendedores no tendrán excusas para obstruir el patrimonio, permitiendo a los actores sociales generar una interesante dinámica de creación de empleos, apoyo a las MYPES y revalorización patrimonial. Que así sea
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