¡Santiago y sus mil maneras de reír…!

Por Reynaldo Peguero

Santiago se Goza, es el proyecto estructurante de cultura del nuevo Plan Estratégico “Santiago 2020”. La frase pretende significar que Santiago tiene mil maneras de reír o llorar, tal como simbolizan los versos escritos en los años 40 por el trovador Juan Lockward. En ese verso se manifiesta el sentido de alegría popular que caracteriza esta ciudad. Eso mismo ha puesto en evidencia los estudios de identidad y marca ciudad que hemos efectuado. Aquí mora un genuino linaje caribeño del merengue, el son y la bachata. Eso es precisamente lo que estudia la semiología urbana, esa disciplina de los signos y síntomas de una ciudad. Entonces la alegría, el gozo y también la capacidad de llorar, son síntomas patognomónicos de Santiago.

Santiago ríe porque es capaz de gozar las tres “F” de gestión cultural urbana: Fiestas, Festivales y Ferias. Pero cuando las lágrimas tienen que ser lloradas también lo hace. No obstante la simbología urbana va más allá. Veamos el punto desde otra ciudad centroamericana. El guerrillero y poeta nicaragüense Omar Cabezas nacido en León, en su novela testimonio “La montaña es algo más que una inmensa estepa verde”, describe el significado del sol y el calor en las calles de León, ciudad en la que “hasta los perros transitan a la orilla de la acera por donde camina la gente, ahí donde la sombra también es caliente”.

Hay ciudades cuyo trazado urbano extiende sus calles de Norte a Sur o viceversa, otras como Santiago su trazado original evidencia una direccionalidad que transcurre del Oeste al Este, esto explica el famoso verso del vate puertoplateño que afirma que Santiago tiene sus calles “tendidas al sol, siempre risueñas”. Las ciudades que conozco con calles “Del Sol” tiene esta direccionalidad. El sol saliente en Santiago ilumina la trayectoria de sus calles verticales a diferencia de León, norte-sur de espalda al volcán Momotombo. En Santiago el Sol brota por lo que era el final de la ciudad de Santiago hacia su extremo Este y el poniente se pierde al Oeste más allá del río Yaque. Los atardeceres aquí son alucinantes, hacen que nuestras calles fundacionales sean símbolo de sombra fría, frescura, alegría y dominó.

Si el sol y las calles de Santiago hablan, también el Yaque hace otro tanto. Aquí el río siempre se manifiesta de forma contundente, unas veces con poemas otras con tragedias. El Yaque hablaba cuando lleno de peces atraía a sus riberas pescadores y familias a oír su cantar y disfrutar su naturaleza insurrecta e indomable. También hoy el Yaque conversa, pues la ciudad se ha llenado de gente y empresas, y sus aguas han sido represadas en 417 millones de metros cúbicos, pero Estado y ciudadanía se han enemistado con el río, desoyendo los llamados para que se construya un verdadero sistema de tratamiento del agua residual. El Yaque se queja de dolor, y en silencio implora por mejores días. Habla con sus colores, olores y sabores envenenados hasta el exceso por nitrógeno, fósforo y amonio sin procesar.

También Santiago dialoga a través de sus rítmicos sonidos, igualmente con sus excesivos ruidos. Con las intensidades de las tamboras y sus pericos ripiaos de media noche. Con las asombrosas tonalidades del alfabeto musical de sus gallos, y los ladridos de sus madrugadores perros y búhos. Pero también Santiago ruge y se enferma por los resonancias y decibles exagerados de las bocinas de sus carros y de las notas altas de sus colmadones “areggaetoniados”.

En 1972 desde otra perspectiva el lingüista francés Roland Barthes y recientemente el sociólogo Mario Margulis son los primeros que analizan una particularidad de la semiología urbana. Una singularidad que también distingue a Santiago, es la simbología de “ciudad erótica y ciudad del gozo”. Se clasifica la miopía de los que reducen el gozo y el erotismo al “placer sexual”, sino que amplían la dimensión de la erótica a lo urbano describiendo la ciudad como un espacio de encuentros. Barthes es categórico al afirmar que utiliza erotismo como “socialidad”. “La ciudad, esencial y semánticamente es el lugar del encuentro con el otro”, afirma. Y precisamente Santiago es ciudad corazón porque facilita encuentros y concurrencias. Desde el Estadio Cibao, sus 10 universidades hasta sus parques, centros y plazas comerciales, es Santiago una historia y tradición de encuentros.

A Santiago concurre todo el Cibao, y el país, también miles de haitianos y turistas de los USA y Europa. Recibimos más de 170 mil personas diariamente, y el centro histórico casi 50 mil. Santiago se ha llenado de plazas comerciales diseñadas como lugares de encuentros con cines, cafeterías, restaurantes, bares de jazz, merengue y bachata. Santiago es la ciudad del gozo por la alegría de su gente, porque la ciudad es la metrópolis urbana más importante de las 14 provincias del Cibao. Un espacio donde las ciudadanas y los ciudadanos están siempre latiendo y latiendo como un corazón.

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