Las tres “F”de la Gestión Cultural

Félix Manito Lorite es el experto en políticas culturales más reputado y citado en el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) y profesor especializado de su universidad corporativa. Presidente de la Fundación Kreanta: www.kreanta.org, geógrafo y planificador estratégico urbano. Es además profesor de sociología y economía del ocio y cultura en los estudios de humanidades de la Universidad Oberta de Cataluña y ha sido maestro de planificación y control de gestión del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, y miembro fundador y presidente de la Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Cataluña. Una de sus principales sugerencias es que la primera línea de actuación de las políticas municipales culturales es “la recuperación festiva de la calle, del espacio público”. Craneando a Manito realizo esta colaboración, pues aunque aquí se realizan fiestas, festivales y ferias, las mismas no están alineadas para proyectar a Santiago como producto cultural.

No obstante que el profesor Manito Lorite analiza los Festivales y Fiestas, me permito incorporar las “Ferias”, por eso reflexiono sobre las tres F de la política cultural. Veamos una “Fiesta” es una reunión de ciudadanos para celebrar un acontecimiento o divertirse. Por lo general se acompaña de comida y bebida, y frecuentemente de música y baile. A manera anecdótica comento que mis años de residencia en Centroamérica me enseñaron que cuando en esa región u otras en zonas que he conocido, te invitan a una fiesta convocan a comer y a beber, pero aquí una fiesta es música y baile, y la comida si aparece, se brinda al final. Allá siempre mis amigos preguntaban admirados: “por qué a Mariana y ti le quedan las fiestas tan buenas”, y le confesábamos porque primero nos dedicamos a organizar la música y el baile.

 

 

Las y los santiagueros son consustanciales a las fiestas, y se aprovechan de cualquier hecho casual o planificado para armar un “can”, parranda o festejo. Los cumpleaños, las llegadas o salidas al exterior, la finalización del colegio o la universidad, el cierre de labores, las despedidas, los reconocimientos y homenajes, y cualquier hecho inusual puede fácilmente terminar en una fiesta en donde se baile, se interprete en vivo o se reproduzca música en un “picó” como decíamos, se beba y se coma.

Un “Festival” por su parte es un acontecimiento o celebración más planificado y organizado, que se efectúa generalmente por una comunidad local o municipio, que se centra en una temática o cierto aspecto único o especial de la zona. El festival se convoca por temáticas concretas, y en las ciudades del mundo se registran festivales étnicos, de cine, de música, de arte, de estaciones del clima, festivales alternativos, entre otros. El profesor Manito reflexiona al respecto que hay que desarrollar mecanismos para que los festivales que celebran muchas ciudades financiados por los Ayuntamientos, los gobiernos nacionales o el sector privado no sean meramente “un producto del marketing turístico” y añadimos nosotros de atracción de visitantes y clientes, para que su efecto se mantenga en el tiempo en las ciudades que los organizan, se impone desarrollar iniciativas institucionalizantes. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), uno de los mecanismos que mejor funcionan para asegurar la sustentabilidad del empleo y la logística de los festivales es la creación de estructuras de formación, archivo o animación relacionadas con la temática del festival.

Las Ferias, finalmente tienen generalmente el objetivo central de la promoción cultural, de algún modo de vida especial que se desea promover o un tipo de producto que se pretende colocar preferentemente en el mercado. Se conoce que manera frecuente las ferias tienen como propósito la motivación comercial, con la intención de creación de riqueza, lucro individual o colectivo, generar ganancias para los municipios anfitriones, empresas, industrias, ciudadanos y las organizaciones que patrocinan. Se oferta el producto a precios inteligentes, mas bajos o racionales, combinado con un pasatiempo grato y lúdico con diversión, entretenimientos, participación en juegos de azar y destrezas, alimentos, manjares y golosinas, objetos, o juguetes y otros.

Las Fiestas, Festivales y Ferias, las que llamo las tres F de la gestión cultural, si se convierten en política pública de cultura deben “cranearse” muy bien, para estimular, para promover, para ordenar, para facilitar, pero sobre todo para ofertar a Santiago como un producto cultural en su conjunto. En la otra seguimos.

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