Semiología Urbana, una disciplina de vanguardia

Por Reynaldo Peguero

He sido contactado por el profesor y animador cultural Luis Felipe Rodríguez del Centro León para platicar en conjunto a otros contertulios, sobre el interesante tema “La ciudad habla-Lo que dice la ciudad”. Sin Luis Felipe saberlo, me ha empujado innovadoramente a escudriñar un tema que tenía pendiente estudiar: la Semiología Urbana. Para tales fines he revisado un conjunto de semiólogos, lingüistas, urbanistas, médicos, geógrafos y urbanistas, entre estos, el filósofo francés Roland Barthes, el sociólogo argentino Mario Margulis, el urbanista catalán Manuel Castells, a Major y Suro en semiologías médicas y porqué no, también releí a Frederick Engels y Karl Marx.

No pienso imprimirle a la tertulia del Centro León, un sentido de exégesis académica, no es su objeto, ni tampoco el mío, aprovecho entonces este espacio para ir más allá de los comentarios prácticos y vivencias que haré; y rumiaré hoy un poco sobre semiología urbana.

Hace 35 años que estudié semiología. En las aulas de la PUCMM, el profesor de formación francesa Salomón Jorge, debutaba en el claustro de la primera escuela de medicina creada fuera de Santo Domingo. Pocas carreras agregan la semiología como parte de la formación. En medicina es de rigor. Se estudian signos y síntomas de enfermedades y métodos para enunciar un diagnóstico, y las raíces griegas y latinas de los términos. Los signos son aquellas evidencias objetivas que aunque no sean referidas por los pacientes, revelan salud ó enfermedad. Los síntomas son expresiones de males que indican los propios pacientes de lo que supuestamente padecen.Se sabe que hay signos sin síntomas y viceversa. La ciudad es un órgano vivo y como tal tiene huellas físicas y metabólicas, que son sus signos y síntomas.

La semiología o semiótica en general, se define como el estudio de los signos, su estructura y la relación entre el significante y el significado. El significante es el conjunto de fonemas que en si mismos contienen un significado.Significado es la representación mental del objeto que pretende caracterizar la imagen acústica pronunciada. Para Roland Barthes el significante o la imagen acústica de la palabra hablada es constante, pero el significado varía de acuerdo a diversos momentos de la historia.  Por ejemplo, “Parque Urbano”, sigue teniendo un mismo significante, pero históricamente ha tenido diversos significados.     

Entonces, si se pretende analizar la Semiología Urbana es porque se acepta que la ciudad es un objeto vivo, una expresión histórica-social-geográfica y como tal, genera signos, tiene significantes y significados, evidencia manifestaciones concretas. Una ciudad tiene significantes constantes pero sus significados barriales y espaciales obedecen a diversos períodos históricos.

El catalán Manuel Castells es muy crítico con este enfoque precedente, que fue aplicado de forma espontánea a manera de laboratorio semiótico en la obra de Lévi-Strauss “Tristes Trópicos”. Castells es radical fustigador al respecto, indicando que se pretende realizar un desplazamiento ideológico de localizar marcas de la práctica social a partir de sus efectos sobre la organización del espacio, como si el sistema social fuera un “código” y la estructura urbana un conjunto de mitos. Enfatiza en toda su obra “La Cuestión Urbana” que para entender cualquier ciudad, ante todo debe analizársela como la proyección concreta de la sociedad en el espacio, y no viceversa. El espacio urbano no se organiza al azar o de forma fortuita, sino que expresa el proceso material y social que le da historia y lo explica.

Otra riqueza de análisis la aporta el profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Mario Margulis, que toma enfoques tanto de Barthes como de Italo Calvino, al caracterizar la ciudad como texto, e intentar analizarla vía sus signos. La ciudad no sólo funciona indica, sino que comunica, y desde este ángulo se pueden interpretar en ella las huellas que dejan sus habitantes. Sin proponérselo ni expresarlo Margulis toca las puertas de una acción estratégica que conceptualmente se cristaliza en la intención de crear “marcas ciudades”.

Precisamente culmino esta entrega con la propuesta de Gabriel Fernández y Sergio Paz de la Universidad Nacional de Quilmes, expresada en la revista de Geografía y Ciencias Sociales “Scripta Nova” de ir más allá del marketing urbano hacia una política de promover el diseño y gestión de los signos de identidad de una ciudad. Integro todo lo anterior en el método de articular signos y síntomas urbanos con indicadores concretos de ciudad habitable, vivible y gozable. En la otra seguimos.

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