January 9, 2020
Siete pecados capitales del INTRANT en seguridad vial
En garantizar la seguridad vial, la gestión del Instituto Nacional de Tránsito, Transporte Terrestre (INTRANT) acumula siete pecados capitales. Son debilidades categóricas que impiden prevenir las mortalidades evitables por accidentes de tránsito. Si la ciudadanía tributa impuestos es para que el Estado prevenga y controle el daño humano, generador de procesos y fallecimientos evitables. Esta entidad debe cumplir 41 atribuciones según el artículo 9 de la ley 63-17.
24,537 muertes en accidentes de tránsito en 13 años nos dan la razón. La mortalidad por accidentes de tránsito en República Dominicana están por encima de 34 fallecidos por cada 100 mil habitantes lo que duplica el promedio de 16 muertes por 100,000 de América.
Sería injusto dejar de subrayar la reciente formación del INTRANT por la ley 63-17 sobre Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, en 2017. Es una nueva entidad pública que apenas fue creada hace 18 meses. El Consejo de Seguridad Vial (COSEVI) de Costa Rica se fundó hace 40 años. Chile (1993), Argentina (2008), Venezuela (2008), Panamá (2011) y Colombia (2013). INTRANT es la entidad de seguridad vial más novicia en América. Matizada nuestra crítica, vamos arriba con sentido educativo con los siete pecados capitales del INTRANT en seguridad vial.
Primer pecado capital: olvidar lo urgente para “pretender” lo importante. Cuidar la vida es lo primero. Si el gobierno del presidente Medina con el sobrado talento del ministro Montalvo, opera de forma exitosa el Sistema 9-1-1 es porque está ejecutando acciones para prevenir daños a la salud y la vida. No es posible que el INTRANT se olvide que su principal función es salvar vidas, en vez de pretender poner en operación un supuesto plan de reordenamiento del transporte del Gran Santo Domingo o un sistema de paradas, proyectos que debieran ser impulsados con su apoyo por las alcaldías locales.
Segundo pecado capital: olvidar que la mayoría de las 2,400,500 motocicletas del país son conducidas por conductores sin cascos. Los pocos que lo tienen usan cascos de jugar pelota, de protección en construcciones o alguna cachucha parecida. La minoría son cascos homologados que protegen las zonas anatómicas causantes de gran mortalidad. Los oficiales de la DIGESETT persiguen carros con choferes utilizando sus celulares, y por al lado le pasan inadvertidos, millones de motoristas sin cascos, con 2, 3 y 4 pasajeros al garete. Tampoco trabajan los fines de semana, ni en las noches. Las motocicletas generan el 64.0% de los accidentes mortales y están sueltas en bandas por el INTRANT.
Tercer pecado capital: no diseñar una masiva campaña de educación vial, ni en los medios y ni en las redes sociales para prevenir los cinco factores causantes de alta mortalidad (OPS/OMS). No inventen otros factores, no hablen de respetar las señales de tránsito, ni lo semáforos, primero a lo primero: i) control de la ingesta de bebidas alcohólicas; ii) robustecer el uso obligatorio del cinturón de seguridad en todo el vehículo, no sólo del conductor; iii) imponer el uso de cascos homologados por motociclistas; iv) regular exceso de velocidad de forma automática y videos v) y asegurar el uso de sillas especiales para niños infantes. No ha habido campaña de seguridad vial que los impacte.
Cuarto pecado capital: INTRANT no ha podido masificar operativos colectivos de seguridad vial. Diurnos, nocturnos y los fines de semanas con equipos integrados por Policía-DIGESETT, Ministerio Público, sociedad civil y representantes de las asociaciones de transportistas. Así se hace en el mundo entero para evitar la “picadera” y la obtención de mordidas, cohechos o sobornos.
Quinto pecado capital: INTRANT no ha podido involucrar las aseguradoras de vehículos para incluirlas en la lucha contra la mortalidad. Las 24,537 muertes en accidentes implican al menos 73,611 heridos. Como se estima una inversión de un millón de pesos por politraumtizado severo en accidentes, estamos hablando de que si la mitad de los heridos son severos serían unos 3 mil, 680 millones de pesos gastados en la atención. Arismendi Díaz Santana recuerda que la ley 87-01 dispone la creación de un fondo para cubrir los servicios médicos por accidentes de tránsito, ya que los mismos están excluidos del Plan Básico de Salud. El INTRANT no se ha alineado con Salud Pública al respecto, y menos con el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS).
Sexto pecado capital: INTRANT es de ingenieros y arquitectos constructores, no de sociólogos, ni planificadores que se concentran en el factor humano. Es una entidad con 1,067 empleados de nomina fija la mayoría ubicados en el nivel central de este organismo. Los mismos consumen un sueldo bruto mensual de 27 millones 880 pesos que se expresa anualmente de 362,443 millones de pesos. La mayoría de cargos ejecutivos del INTRANT son ingenieros y arquitectos, recursos humanos con escasa preparación en urbanismo, sociología, epidemiologia y gestión preventiva. El país necesita que INTRANT se llene de especialistas que piensen menos en construir, que dejen tranquilos el block, la varilla y el cemento pero se concentren en factores humanos causales de mortales accidentes de tránsito.
Séptimo pecado capital: El gobierno no le otorga al INTRANT los recursos, ni el INTRANT sabe pedirlos. Antes de ser director del Plan Estratégico de Santiago, laboré en el despacho de tres ministros dominicanos, todos tenían la virtud de saber requerir al Presidente, lo urgente y lo necesario para impactar. Este año 2020 el INTRANT tiene aprobados RD$ 1,951,118,743.00, más de la mitad de los fondos se concentran en remuneraciones y contribuciones, con apenas 41 millones para promoción y educación. No es posible que de los RD$ 43 mil 235 millones de pesos en este 2020 del Ministerio de Obras Públicas (MOPC) no se la transfiera al INTRANT un partida especial para sus programas. Los siete pecados capitales son confesables y mejorables, pero deben afrontarse con visión.